China se hace vieja

Leíamos estos días por los diarios de todo el mundo que según las últimas estadísticas demográficas de China, la potencia de oriente está empezando a sufrir de forma vertiginosa los efectos de las políticas de control de natalidad que durante las últimas dos décadas su s autoridades han ido implementando con el objetivo de parar el crecimiento exponencial de su población. Así, si hace unos cuantos años la política del hijo único conseguía que el crecimiento de este país remitiera ligeramente, ahora nos encontramos que China se enfrenta a un envejecimiento portentoso de su población, factor que hace que se planteen diferentes problemas, uno de ellos como se garantizará una vida digna a sus personas mayores.

No es una nueva discusión, en los países más avanzados lleva pasando de hace justamente un par de décadas, en Europa la solución fue simple, la inmigración de forma natural fue garantizando un flujo de población suficiente como garantizar mano de obra y impuestos sociales para pagar pensiones y otros gastos públicos. Aun así, la población de Europa se ha hecho vieja, igual que la japonesa, o en menor medida la de Estados Unidos. Parece ser que las políticas de control de la natalidad en China han tenido unos efectos más allá de los esperados por las autoridades.

Hay que recordar que China inició sus políticas de natalidad en los años 30, y las ha ido modificando sin demasiados complejos a lo largo de los años, por eso, todo hace pensar que o bien se optará por levantar las antiguas prohibiciones o se utilizará la inmigración para garantizar este flujo. De todas formas, aun es pronto para alarmarse, simplemente se trata de estudios a largo plazo, que por ahora parece que son igual de alarmantes de lo que en su día fueron los mismos estudios en los países que curiosamente hoy siguen floreciendo y manteniendo sus mismas estructuras, por ello, la demografía es sabía, y poco a poco se encontrará un cierto equilibrio.

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