Hoy vamos a acercarnos un poco a la capital de un país un poco desconocido de Europa però que queda muy cerca, no sólo geográficamente sinó también culturalmente. La capital de Eslovenia, Ljubljana (léanse las “jotas” como “ies”).
Las raíces de esta ciudad se asientan en el pasado romano cuando recibía el nombre de Emona. Su riqueza radicaba en que era, y lo continua siendo, un cruce de caminos entre el oeste y el centro de Europa. Sin embargo, el nombre actual de la ciudad aparece a partir del siglo XII cuando se la llama Laibach o Luwigana en idioma alemán ya que ésta formava parte del Imperio Romano-Germánico al que se integraria definitivamente en el siglo XIV y del que no dejó de pertenecer hasta la desintegración de éste, con una pausa causada por las Guerras Napoleónicas en la que formó parte del Primer Imperio Francés. A principios del siglo XX formó una coalición con croatas y serbios y pasó a ser centro de la Veguería de la Drava. Después de la Segunda Guerra Mundial se convirtió en la capital de la República Yugoeslava de Eslovenia de la que dejaría de pertenecer en 1991 quedando bastante al margen de la Guerra de los Balcanes.
Como véis la ciudad ha sufrido diferentes y variados avatares históricos que la han convertido en un lugar muy bello a la par que tranquilo. La ciudad antigua está arremolinada debajo de un otero coronado por un castillo y cruzada por los ríos Ljubljanica y Sava. El casco histórico es pequeño pero coqueto con numerosos edificios estilo neoclásico y Zecession. Se respira un aire austríaco por las calles seguramente a causa de su pasado. No es un lugar muy turístico todavía pero con la entrada del euro, son cada vez más los viajeros que se aventuran a visitarla y no quedan para nada insatisfechos. Es una ciudad muy verde, con gente muy amable, muy abierta al visitante. Además, es muy abastable ya que el centro de interés no es demasiado grande por lo que se puede visitar fácilmente a pie.
En definitiva Ljubljana es una ciudad, de esas pocas que aun quedan en Europa, que son joyas para los turístas que se encuentran con un lugar amable y bonito y aun desconocido para la mayoría de la gente. No lo dudéis, Ljubljana es vuestra destinación.