El Musée National d’Art Moderne ocupa la tercera y la cuarta planta del Centre Georges Pompidou, construido por Renzo Piano y Richard Rogers en los años setenta por encargo del presidente homónimo.
El centro Pompidou da cabida a una de las mayores colecciones de arte moderno de todo el mundo, y el núcleo original, que anteriormente estaba expuesto en el Palais de Tokyo, se incrementa continuamente con nuevas adquisiciones, que se proponen abarcar todo el itinerario del arte contemporáneo.
La construcción del Centro Pompidou va unida al grandioso proyecto de reforma urbanística de la zona de Les Halles, de finales de los años sesenta. La destrucción del antiguo mercado central se extendió a las calles adyacentes, incluyéndolas en un gran proyecto de recualificación de esta parte de París.
Renzo Piano y Richard Rogers fueron los ganadores del concurso internacional organizado para adjudicar el proyecto de remodelación del área. Piano y Rogers idearon un edificio singular y sorprendente , en el que se revolucionaban todos los cánones constructivos. De esta forma se pretendía tomar las distancias del museo tradicional, creando un espacio que, en lugar de inspirar temor, intrigase al gran público, acercándole al arte contemporáneo. En él se reúnen por vez primera el cine, las artes visuales, la música, los libros y la investigación audiovisual. El edificio, enteramente construido en acero y vidrio, es de planta rectangular, y consta de cinco plantas. Todos los elementos resistentes, incluidas las escaleras, los ascensores y los pasillos, se han proyectado al exterior, con el fin de obtener cuatro enormes plantas desprovistas de divisiones intermedias, que pueden adaptarse sin dificultades a distintas necesidades expositivas.
El Centro Pompidou se presenta ante el visitante como una maraña de chatarra, una fantástica planta industrial, una nave espacial de colores. De hecho, existe una correspondencia cromática entre las distintas partes, de manera que los circuitos de ventilación están pintados de azul, los eléctricos de amarillo y las tuberías del agua de verde, mientras que los espacios destinados a la circulación, como las escaleras automáticas, los ascensores y los montacargas, están pintados de rojo.