No es para nada extraño, que en pleno momento de crisis económica el fracking haya aparecido de forma considerable en el debate público actual. Las crisis siempre tienen sus cosas buenas, que es remontar el vuelo y analizar todo aquello que se estaba haciendo mal, que en el caso de España eran mucha y diversas cosas, pero por otro lado también conlleva cosas negativas, una de ellas es que de golpe y porrazo la salida de la crisis y por tanto la creación de lugares de trabajo es una de los principales objetivos.
En este contexto, es lógico pensar que la organización y la ecologista queden bastante más atrás en la escala de factores a tener en cuenta a la hora de organizar nuestro territorio, por eso no acaba de sorprender que el fracking haya aparecido en la vida de muchas ciudades y pueblo de España. El fracking es una forma barata de extraer recursos naturales de la tierra, por ello, permite hacer rentables algunos yacimientos que hasta el momento no lo eran, por ejemplo y sin ir más lejos lugares de la península ibérica que disponen de petroleo pero de tan baja calidad que con una extracción más al uso no seria rentable.
Por tanto, este es un peligro vivo y que debemos tener en cuenta, que a la hora de utilizar el fracking tenemos unos riesgos evidentes para el entorno de nuestras ciudades, y esto hace que no sea del todo recomendable, de la misma forma, debemos dejar claro que una de las formas menos dañinas para el medio ambiente quizá no sean tan rentables, pero invertir en el entorno y mantener cierto equilibrio entre el progreso y la conservación del medio es también una responsabilidad de los que habitamos este planeta.