Ciudades del renacimiento: la luz que vuelve

Ciudades del renacimiento: la luz que vuelve

La época de las catedrales es una de mis preferidas, ya que son resultado en parte de una regeneración de las ciudades, un renacimiento de la urbe como núcleo principal de las relaciones sociales, económicas y políticas. Con este resurgimiento, se rompe las sombras de la edad media más tenebrosa, y la luz empieza a abrirse camino de nuevo en la sociedad europea.

De nuevo las actividades comerciales y artesanas se vuelven los núcleos de la economía, y ciudades por toda Europa resurgen o se crean de nuevas. Los cruces de camino, las murallas de los antiguos castillos, se convierten en pequeños hervideros de vida urbana.

Sin duda, los siglos XI i XIII en Europa, significan un renacimiento de las ciudades. Aún así, uno de los factores principales de este cambio es justamente la agricultura. El aumento de las zonas explotables, y una productividad mayor hacen posible suministrar alimentos a estas ciudades, y que cada vez más habitantes puedan dedicarse a otras labores.

Al principio las ciudades eran pequeños núcleos de 5.000 habitantes, luego ya empezaron a surgir emplazamientos de 10.00 e incluso ciudades de 50.000 habitantes. La libertad que se vivía en las ciudades, además de las oportunidades laborales, provocó de nuevo un éxodo rural.

Las ciudades se convierten en el núcleo de poder de la zona que la envuelve, por ejemplo, pueden ser sede de un obispado, capital de un condado o de un principado y normalmente, se concentran en lugares estratégicos. Además, la ciudad se convierte en el centro de elaboración de productos manufacturados. No pensemos en grandes fabricas, son pequeños talleres artesanales, oficios tradicionales que vuelven a tener cierta importancia por la compra-venda de productos elaborados.

Eso mismo, convierte la ciudad en un espacio de intercambio, tanto a nivel comercial, como de productos agrícolas y manufacturados. Los puertos marítimos y fluviales traen productos de diferentes ciudades, y se intercambian en los mercados, que se celebran los domingos coincidiendo con las misas.

¡La luz vuelve a las ciudades!

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