La Pinacoteca Vaticana
Durante el pontificado de Pío VI, en la década de 1790, nació una primera Galería de cuadros dentro de los Palacios Vaticanos, ubicada en la que hoy es la Galería de los Tapices. Los tres grandes salones acogieron más de cien pinturas que ilustraban el arte a partir del siglo XVI. Algunos de los cuadros procedían de los altares de San Pedro, reemplazados en la basílica por copias realizadas en mosaico. A finales del siglo XVIII, con la ocupación francesa, muchas obras fueron sacadas de la Pinacoteca y llevadas a París; sólo algunas volvieron a Roma después de la caída de Napoleón, y ello gracias a la mediación de embajadores pontificios, entre ellos el célebre escultor Antonio Canova.
En 1817 el papa Pío VII fundó en los Apartamentos Borgia una nueva Pinacoteca, cuyas obras estaban expuestas al público. Por entonces se adquirieron nuevas pinturas, entre ellas la «Virgen de la Sixtina» y la «Transfiguración» de Rafael. Durante la primera mitad del siglo XIX la Pinacoteca cambió varias veces de ubicación; solamente ya bien entrada la centuria se la colocó en la planta baja del Palacio Apostólico, más accesible para el público y con buena iluminación.. La colección, que comprende también un grupo de obras de los pintores llamados primitivos, está dispuesta siguiendo un orden cronológico y por escuelas.
Galería de la Academia de Florencia
Fundada en Florencia por Vasari en el año 1563, fue la primera Academia de Artes creada en Europa. Reunía a los más importantes artistas de la época con el objeto de ponerlos en contacto entre sí, de modo que pudiesen confrontarse e intercambiar opiniones sobre el arte, sin ninguna intención didáctica. Con la reforma del Gran duque de Toscana Pedro Leopoldo, la Academia se convirtió también en lugar de exposiciones dentro de un complejo monumental que desde entonces fue sede del Museo, de la Academia de estudio, del Conservatorio Musical y del Taller de Piedras Duras.
Al núcleo de obras notables provenientes de las colecciones de los Médicis y de la supresión de conventos y entes eclesiásticos, se agregó en el año 1873, el David de Miguel Ángel, que fue trasladado de la Plaza de la Señoría, donde se hallaba delante del Palacio Viejo, por motivos de conservación. Desde ese momento la galería se ha identificado con esta obra maestra, a pesar de que las salas conservan preciados tapices, obras importantes del Renacimiento florentino, como los Cautivos del mismo Miguel Ángel y una de las más ricas colecciones de fondos de oro que existen en el mundo.
El Museo Pushkin
El Museo nació oficialmente en 1912, en un período en que iba difundiéndose la conciencia del arte como educación social. En realidad, su concepción data de mucho antes, pues hunde sus raíces en el Gabinete de Bellas Artes que, a mediados del siglo XIX, comprendía una colección de esculturas y una biblioteca de historia del arte antiguo, con finalidades fundamentalmente didácticas.
La inteligentsia rusa había contribuido con ingentes sumas para construir el nuevo museo y la nacionalización de colecciones privadas permitía enriquecerlo notablemente. Entre 1923 y 1924 pasaron al Museo Pushkin las obras de arte occidental de la Galería Tretiakov y del Museo Rumianschev. También muchas pinturas del Museo del Ermitage fueron llevadas a Moscú; las colecciones fueron sucesivamente completadas con la adquisición de trabajos de Monet, Matisse, Cézanne, Sisley, Picasso y muchos otros grandes artistas.
El Museo de Orsay en Paris
La colección del Museo ha tenido diferentes sedes. Inicialmente fue colocada en el Museo de Luxemburgo, luego fue trasladada al Jeu de Pomme, un pabellón de los jardines de las Tullerías, para instalarse de forma definitiva en la Estación de Orsay, una gigantesca construcción de hierro y acero con una cúpula de vidrio situada a orillas del Sena. El edificio era una lujosa estación ferroviaria, exclusivamente para pasajeros, construida en coincidencia con la Exposición Universal de 1900 y luego abandonada en los años sesenta. Gracias a las obras de reconstrucción y acondicionamiento realizadas por Gae Aulenti, el Museo fue inaugurado en el año 1986.
El núcleo principal del Museo está constituido por la colección de los impresionistas, que se inició cuando Claude Monet adquirió la Olimpia de Manet por cuenta del Museo de Luxemburgo, donde se conservaban las colecciones de arte moderno. Sin embargo, el gesto no sirvió para romper la indiferencia de las instituciones y de muchos críticos en relación a los impresionistas, tanto es así que la donación Caillebotte, rica en obras de Manet, Renoir y Cézanne, fue aceptada sólo parcialmente. Más tarde otras importantes donaciones incrementaron la colección de arte moderno, como la de Almuerzo campestre de Manet por parte de un particular en el año 1909, y la del año 1911,que incluía una valiosa colección de obras de Degas, Monet, Cézanne y Van Gogh. El Museo se enriqueció con los legados de las familias de los artistas (Toulouse-Lautrec 1902, Bazille 1904, Renoir 1923, Monet 1927, etc.) y de coleccionistas privados, y con las adquisiciones efectuadas por la asociación de Amigos del Museo de Luxemburgo.
El Palacio Pitti de Florencia
El palacio se empezó a construir en el siglo XV, cuando Luca Pitti, un rico banquero del círculo de los Médicis, le encargó el proyecto de su casa a Filippo Brunelleschi.
Posteriormente, el edificio sufrió numerosas ampliaciones y cambios, especialmente después de que los Médicis lo compraran, convirtiéndolo en su residencia. Tras la austera fachada de piedra almohadillada se crearon entonces fastuosos apartamentos de representación, decorados con frescos de Pietro da Cortona, Salvator Rosa, Sebastiano Ricci y otros conocidos artistas.
Entre estos apartamentos cabe distinguir el que ocupa en la actualidad la Galería Palatina, donde en otros tiempos residía la familia granducal.
Durante la segunda mitad del siglo XVIII, Pietro Leopoldo reunió en dichos aposentos las obras que anteriormente estaban esparcidas por el palacio, con el fin de resaltar el aspecto fastuoso de las salas y buscar una correspondencia temática con la decoración al fresco de las bóvedas.
En efecto, al ubicar las obras no se siguió el orden cronológico como en los Uffizi, sino que lo que se buscó fue crear refinados efectos decorativos con la ayuda de los marcos, el mobiliario y los candeleros.
En 1.828 la colección, que hasta entonces era particular, abrió sus puertas al público, ofreciendo un panorama más bien amplio de la pintura europea de los siglos XVI y XVII.
La National Gallery de Londres
Esta Galería, ubicada en un edificio de monumental fachada neoclásica que da a Trafalgar Square, surgió en 1838. La colección, sin embargo, existía hacía ya catorce años, nacida cuando el Estado compró un conjunto de notables obras de arte de propiedad de John Julius Angerstein, destacado hombre de finanzas; entre esas pinturas se contaba la Resurrección de Lázaro de Sebastiano del Piombo. En 1824, si bien el edificio todavía no existía, se creó una comisión integrada por artistas y hombres de cultura con la finalidad de conservar y enriquecer la colección.
Lord Lock Eastlake, director de la National Gallery de 1855 a 1865, dio comienzo a una política sistemática de conservación y de restauración, y aumentó el patrimonio del museo con muchas adquisiciones que, por lo menos al comienzo, fueron fieles al interés por el siglo XVI italiano que inspiraba la colección Angerstein. De este modo llegaron al museo obras de Correggio, Paolo Uccello, Piero della Francesca y el Baco y Ariadna, de Tiziano.
Más tardío fue el despertar del interés por las escuelas nórdicas: a mediados del siglo XIX se incorporaron a la Galería obras como El matrimonio Arnolfini, de Van Eyck, y Los embajadores, de Holbein.
En el siglo XX, la decadencia económica del país repercutió también en los legados al museo, que con impotencia ha visto emigrar grandes realizaciones artísticas hacia los Estados Unidos y, en tiempos más recientes, hacia Japón.