8 de la mañana, entrada por a Barcelona por la B23, es decir, por la Diagonal, carriles llenos, y los coches normalmente parados. Hace tiempo que el gobierno de Cataluña pide a España la construcción de un carril bus para que el transporte público no haya de hacer las colas. Pero ante el inmovilismo del Ministerio español la Generalitat, el gobierno regional, ya ha ideado un proyecto propio de cómo debería ser este carril bus por la B-23, ahora solo falta que el Ministerio ponga el dinero para construirla.
Se busca crear un carril similar al de la entrada de la C-31, no hace falta mucho presupuesto, la idea es que con el mismo ancho de calzada que el actual, se habilite solo un carril para los autobuses. Los efectos son inmediatos, con una inversión de 2 o 3 millones de euros, que a la práctica viene a ser pintar en el suelo una nueva raya, tiene un efecto similar a lo que puede ser una inversión de 80 millones de euros.
Ese es el caso del carril Bus-VAO de la C-58, que se ideó en un momento en que no existia la crisis económica y se podía gastar mucho más holgadamente en infraestructuras. Para intentar solucionar los eternos problemas de entrada a Barcelona se ideó además del propio carril Bus una integración con el carril VAO. EN principio con coches de 3 o más ocupantes, posteriormente, ante la falta de uso, se bajó a 2 o más ocupantes, pero ni con estos cambios se consiguen cubrir las expectativas.
El objetivo de un carril VAO es ser rápido y competitivo en comparación con el carril habitual, este carril VAO se diseñó en una distancia muy pequeña, y además, finalizando en un semáforo y en un cuello de botella para conseguir entrar en las conexión principales. Así que solo un 20% de los usuarios se dirigen hacía el destino del propio carril, aquí una de las explicaciones de su bajo uso. Ya que se pierde más tiempo que en el carril normal. Solo un 3% de los usuarios han utilizado el carril VAO, en comparación, la utilización de los autobuses, que si que han ganado velocidad respecto a la situación anterior, han tenido una subida del 25% de usuarios en un año.
El ejemplo del carril VAO de la C-58 de Barcelona es claro, las nuevas fórmulas para gestionar el tráfico pueden ser muy útiles, y a la vez muy baratas (como el ejemplo de la C-31), pero si su diseño no es bueno y con un planteamiento claro y concreto pueden ser muy costosos y tener una utilidad muy reducida, siendo poco eficientes y haciendo un gasto público no justificado.
Ahora toca un período de reflexión sobre la forma de conseguir que una infraestructura tan costosa, tenga un rédito real en la movilidad de la ciudad de Barcelona, no faltan las propuestas, como volver a la limitación de 3 o más ocupantes y hacer que el carril sea bidireccional, o sea, ida y vuelta, fomentando que los autobuses funcionen más rápido.